Siento que a esta entrada debería de dedicarle un poco más de redacción y meterle unas cuantas figuras retóricas; espero no terminar escribiendo una estupidez.
Hoy es jueves. Ayer miércoles me lancé a una lectura de Jaime López en el CCE. Me arreglé tanto como pude, no podía conocer a mi ídolo en chongo y jeans. Bueno, iba medio tarde y corrí -sólo camine rápido- hacía el lugar donde estaba el gran López. Cuando llegué a las puertas pregunté que si ya había empezado; me dijeron sí, pero que no lleva mucho. Subí por el elevador y ahí estaba, hablando con un señor calvo: sólo se dibujo una sonrisa en mi estúpida cara. En el escenario estaba Armando Vega Gil (una señora con mascada) y agradecí para mis adentros no haberme perdido ni dos segundos de la presentación de "El Diario de un López".
La lectura fue rápida y tuve que fumarme a unos nacos que -como la terraza también es restaurante- platicaban a toda madre, chocando cubiertos y soltando risotadas. Lo vi de lado leer de lejos, se alejaba mucho el cuaderno para alcanzar a leer; adoré cuando se fue a la parte impresa con letra de catálogo en vez de leer lo que estaba escrito con su propia letra -porque así es su libro, la mitad está impreso con su letra, donde se incluyen las ilustraciones de Manjarrez, y la otra mitad está ya con una bonita fuente con serifas.
Leyó tres Queridos Daríos y, como yo ya lo había leído unas cuatro veces el Diario completo, adelantaba mi risa a los chistes por venir. Después Jaime empezó a dar entrevistas con una bola de fans como público detrás de la cámara; yo era como la segunda mensa ahí formada con su librito rojo y su pluma bic esperando que me echara firma y pues, no sé, decirle cuánto lo admiro y todo lo que me ha enseñado. Todo el tiempo previo a la firma estuve maquinando un buen discurso para que me dijera lo que fuera con ese vozarrón de nervios.
Terminaron las entrevistas y formamos fila, me tocó ser la segunda y le dije una bola de sandeces que no citaré para no modificar mi estatus (cualquiera que sea éste).
En fin, tengo mi libro firmado, intercambié sonrisas y ¡dios! Hubiera aplicado el abrazo tímido, pero con arrimón de chicharrón... No sé, fue genial, él es genial y siempre mantiene este interés por lo que uno le dice y creo fielmente que no es ni tantito falso.
Exigo una transcripción detallada de todas y cada una de las sandeces mencionadas!!! tu estatus no cambiará nada ni la concepción que el mundo tiene de ti..... te amoooooo
ResponderEliminar¿Eres la de la foto?
ResponderEliminarSimón...
ResponderEliminarOrale que guapa
ResponderEliminarjajaja gracias ;D
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